En enero de 2003 CESR organizó una misión de investigación en Iraq, combinando datos de campo y entrevistas, para evaluar las posibles consecuencias de la guerra. Basado en sus investigaciones, el equipo elaboró este informe que estimaba los costes totales de una posible guerra, en especial para los más vulnerables, los civiles; y se centró en el daño que sufrirían los servicios públicos básicos, en el caso de que EE.UU. tuviera como objetivo las infraestructuras económicas y civiles, tal y como pasó en la Primera Guerra del Golfo. El informe estableció también una estimación básica sobre las condiciones socioeconómicas antes de la guerra e intentó determinar hasta qué punto la infraestructura sanitaria de Iraq podría afrontar las consecuencias de la guerra (en inglés).